Fotografías del pasado. Diario de
Helena.
· 7/10/2009
- Ya va haciendo frío ¿Verdad?
- Sí, el otoño se va notando - Dijo con
sus finos labios - Te sienta bien el frío, me gusta tu nariz roja.
Sus ojos azules miraban resplandecientes
mi cara, me encantaba esa mirada que rebosaba felicidad... felicidad de
permanecer siempre a mi lado.
- Igor, ¿Sabes que te quiero verdad?
- No me cabe la menor duda...
La noche fue pasando al igual que las
estrellas iban apareciendo en lo más alto del cielo. Yo era buena, era feliz,
era yo misma. Me encantaba ser yo misma y no tener que fingir ser alguien que no
era frente a él ya que me quería, con mis defectos y mis virtudes.
Sentados en un banco viendo como el aire que salía de nuestros labios se volvía visible al chocar contra el aire frío del ambiente.
Sí, hacía frío,
pero lo que sentíamos nos mantenía con suficiente calor en el cuerpo como para
no notarlo.
Él había apartado el pañuelo que me regaló cuando fue nuestro aniversario. El tacto de sus labios se notaba en mi
cuello. Todo era perfecto. Absolutamente todo. Le quería, me quería...
· 11/11/2009
Había amanecido lloviendo, el tiempo
estaba revuelto al igual que mi estómago, a penas tenía ganas de salir de casa
si no era estrictamente necesario. Sin ganas de pensar ni vivir me tumbé en la
cama, no podía hacer nada para que todo volviese a la normalidad, sólo podría
esperar a que el tiempo lo curase todo... aunque ¿Cuánto tiempo haría falta
para volver a ser quien era?¿Años?
- ¿Cómo ha podido ocurrir esto tan
rápido? - Incluso ya cansada de pensar y darle vueltas a la situación no podía remediar hacerme esa pregunta...
No me podía explicar qué había hecho
para que en un momento todo mi mundo se rompiese en pequeños
fragmentos que cortaran igual que el cristal afilado. ¿Qué había hecho? ¿Acaso
era un castigo? ¿Qué habría hecho en otra vida para merecer esto?
Sus palabras volvieron a aparecer en mi
mente
- Helena, no se que hacer con
nuestra relación...-decía mientras que mi corazón bombeaba demasiada sangre a
todo mi cuerpo por culpa de sus malditas palabras- necesito tiempo para pensar
a solas...
- ¿Por qué? si hace unos días decías que me querías.
- Estoy agobiado Helena.
- ¡¿Y qué pasa conmigo?! ¿Ya he dejado de importarte? ¿Has dejado de quererme de la noche a la mañana Igor?
Él se dio la vuelta y dijo algo que no pude llegar a oír. Se fue.
Mis ojos se inundaron de lágrimas
al recordarlo. Concluyó con
todo lo que me quedaba dejando un vacío insaciable en
mi cuerpo, haciéndome a la idea de que mi rutina ya no sería la misma
y que todo sería nuevo y raro. No pertenecía a ese presente...
Tenía tanto dolor acumulado, como si
alguien hiciese tanta presión en mi estómago que me provocase nauseas constantes. No sabía
qué hacer para sacar ese dolor. No podía gritar o hablar siquiera.
- ¿Cómo estás? - Preguntó
- ¿Cómo quieres que esté? - Mis ojeras
lo desvelaban todo, era absurda la pregunta que Mel me hizo
- Yo que se, tía, alegra esa cara.
Hice un fallido intento de poner una
sonrisa que al poco rato se desfalleció. Mis lágrimas volvieron a aparecer,
esas jodidas lágrimas que salían cuando querían sin permiso alguno. Me sentía
más vulnerable que nunca y eso no me gustaba nada, no quería ser vulnerable,
siempre he sido fuerte, ¿Por qué ahora estaba así?, ¿Por qué ahora al mínimo recuerdo lloraba?
Mi vida siguió siendo mi vida pero yo no
fui nunca más la misma, supongo que maduré. Se me ocurrió ser más fuerte
suprimiendo mis sentimientos y no celebrando mis alegrías, así nada me volvería a afectar de la
manera que me afectó este capítulo de mi vida. Sí, era una promesa a mí misma,
aunque no lo conseguí.
Presente.
La agonía comenzaba a presentarse junto con los recuerdos.
Pegué un trago largo al cubata, llevaba 5 chupitos de Tequila y dos cubatas de Vodka. Nada me
iba a impedir que mi sentimiento de guapa, sexy e insuperable se fuera por el
retrete después de casi un año reponiéndome del duro golpe. había conseguido sentirme bien conmigo misma y no iba a
permitir que él lo volviese a hacer aunque tuviese que tomar alcohol para sentirme
mejor.
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