martes, 28 de enero de 2014

Capítulo 3

Pude llegar al tren por los pelos.. 

Al acomodarme en un asiento con mi maleta al lado pude respirar hondo..
Me sentía un poco mal por haber sacado casi a patadas a Matt del piso después de todo lo que hizo el día anterior por mí..
Al volver del viaje me disculparía, solo iba a ser un fin de semana fuera de Jaén, tampoco sería tanto tiempo...
Sonreí con la idea de volver a ver a Matt pronto.

El tren tardó 4 horas hasta llegar a Madrid, donde tendría que coger el taxi hasta mi piso.

Al llegar finalmente, mi madre abrió la puerta de casa y se lanzó hacia mí para darme un abrazo. Parecía una de estas escenas de las películas románticas, donde un amante se acerca al otro con los brazos abiertos en cámara lenta. Sí, más o menos fue así solo que en tiempo real y yo no iba corriendo.
- ¡Helena! ¡Felicidades!
- AGS... mamá no me sobes tanto... Además ya no es mi cumpleaños
- Da igual, fue ayer, un día más que menos no se nota. ¿Te llegó nuestro regalo?
- Sí mamá, pero ¿Puedo entrar a casa ya?
- ¡Por supuesto! ¡Manu! ¡Helena ya ha llegado!
Como siempre mi padre estaba empotrado al sofá con el mando de la televisión en la mano. Sinceramente el hueco donde él se sentaba siempre, estaba un poco rendido ya... aunque el sofá era viejo también...
- ¡Helena! ¡Ven aquí y dale un beso a papá!
- Hola de nuevo papá - Dije dándole un abrazo
- Bienvenida cariño, estás en tu casa.
- No te preocupes papá, lo sé.

Era Sábado día 16 de Septiembre, al ser Sábado, seguramente Mel estaría en casa.
- Voy a llamar por teléfono mamá, ¿vale?
- Como quieras, coge el inalámbrico, está encima de la mesa del comedor.

Marqué su número y esperé... Un toque, dos toques,... y detrás del auricular sonó una voz familiar.
- ¿Quién es?
- ¿Mel? Soy Helena, ¡Estoy en Madrid!
- ¿¡SI!?
- Sí, ¿qué haces hoy?
- Supongo que salir con Nadia y esta gente. Vente, ¡Estarán todos contentos de volver a verte! ¡No me puedo creer que estés otra vez aquí!
- Vale, quedamos en la plazoleta todos juntos ¿verdad?
- Sí, a las 23:30. Nos vemos, tengo prisa Helena
- Como quieras, un beso, nos vemos.

Me senté al lado de mi padre en el sofá. Estaba viendo los documentales de animales de la 2 mientras se quedaba frito, puse mi cabeza en su hombro y lo imité, quedándome totalmente dormida.

Desperté sobresaltada. Sí, había soñado con Matt, pero no era un buen sueño… Él quería suicidarse y para colmo, ponía las mismas excusas que yo pondría si alguna vez llegase a hacerlo… Todo ello porque Igor había vuelto a mi vida arrasando con todo a su paso.

Quería llamarlo para ver si todo estaba bien, pero caí en la cuenta de que no habíamos intercambiado el número de teléfono o los e-mails...


Me tranquilicé y me percaté de que no había nadie en casa. Comencé a pensar qué podría ponerme esa noche ya que tardo demasiado en elegir la ropa, además de que estaba tan ilusionada por volver a ver a mis amigos que quería estar impecable. No suelo ser muy atrevida en la ropa, los escotes y las faldas no iban conmigo, mi feminidad siempre había estado en busca y captura pero ese día me sentía bien, quería lucirme, enseñarme, insinuarme, quería comerme el mundo sin que las calorías me preocupasen. Así que cogí mi falda vaquera rota, un top negro, una camisa a cuadros y mis botas de Cowboy. Me sentía guapa, qué guapa, guapísima, sexy, dispuesta a deslumbrar a todo el que se me acercase, pero mi deslumbramiento duró poco.

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